Capítulo uno: La chica gato.
Ya hacía más de dos meses desde que Kurapika había
llegado a York Shin, para trabajar como guardaespaldas de la familia Nostrade.
El motivo por el cual aceptó el trabajo era, para encontrar los ojos de sus
compañeros del clan. Pero en lo que llevaba trabajando, solo habían encontrado
un par y estos eran falsos.
Dentro poco se celebraría una nueva subasta. El jefe
les había dado el día libre para que buscasen información y, aunque Kurapika no
estaba muy convencido, aceptó.
Hacia dos meses que estaba en la ciudad y aun no la
conocía por completo. Su móvil no contaba con GPS y era muy fácil perderse, por
las enormes calles y callejones de la ciudad.
Y como era de esperar, se perdió:
“Genial… Estoy perdido… ¡Esta ciudad es demasiado
grande!” pensó el
rubio molesto.